Soy vigués, en mi biografía por todos los lados indico mi lugar de nacimiento, pero bien es cierto que no exagero si digo que llevo casi 28 años fuera de Vigo, establecido con alto, bajos y deslocalizaciones en Santiago.
Me fui de Vigo a la Universidad de Santiago por el año 1986 cuando sólo había una universidad en Galicia y ya pasados lo años me establecí en la capital de Galicia. En esos años, sobre todo en los años 90, descubrí una Compostela en crecimiento, cosmopolita,monumental, con un ambiente cultural como en ningún otro sitio y una vida nocturna que…. en definitiva que Santiago me atrajó y me cautivó y fui perdiendo el engagement con Vigo. Inciso: quien ha visto y quien ve a Compostela en la actualidad….no digo más. Menos mal que la Catedral se mantiene
Cada vez mis visitas eran más esporádicas y se limitaban a estar con mis padres. En resumen, Vigo desapareció de mi imaginario. Por razones de trabajo durante muchísimos años mi centro operativo se trasladó al norte de Galicia. Pero poco a poco, de unos años a esta parte he vuelto a mirar al sur.
En este redescubrimiento de Vigo tienen la culpa varias circustancias. Por una parte esa reunión que se realiza desde hace tres años de los compañeros de COU, promoción de 1986 que nos juntamos todas las navidades y por otra parte momentos cerveceros o veladas de esas que unen a personas de manera especial.
Pero este verano fue especial en mi relación con Vigo. Casi comenzó con una fugaz visita de menos de 24 horas en las que me permitió revivir añoranzas de la infancia en un entorno ya remodelado. Unas semanas más tarde, por razones que practicamente todos sabeis, durante el mes de julio me pasé jornadas enteras en la ciudad. Y entre las esperas obligadas por las cirustancias, me dediqué a pasear y sin darme cuenta a recorrer lugares que de joven visitaba. Intentaba reconocer los sitios donde tomaba las cervezas con los amigos, algunos perviven y otros ya han cerrado o se han convertido en lugares estandarizados y sin alma. Pero sí, descubrí otro Vigo, un #VigoMola. Nuevos locales, nuevas propuestas.Volvía a admirar la Ría de Vigo con otros ojos y a ver el mar y pasear por sus calles con otro espíritu, teniendo en cuenta los momentos por los que estaba pasando.
Y acaba el mes de Agosto y el #ihday lo decidimos realizar en Vigo, con un broche final de recorrido-tapeo por el casco viejo de la ciudad, de la mano de un grupo de bloggers que cariñosamente se hacen llamar Comando Vigo, y por ese nombre los conocemos. De una de ellas, de Marta de la que parte esto de #VigoMola, salió la organización de un recorrido de tapeo. Recorrido que espero repetir. Antes de empezar comentaba que debía de hacer más de 20 años que no iba de tapas por esas calles. Y sí, pasamos por esas calles, que 25 años atrás recorría de tarde o de noche, recordando “garitos” donde pasábamos horas con una cerveza, un tumba o una copa en la mano. Pero sobre todo esa tarde me dejó una puesta de sol sobre la terraza de la antigua Estación Marítima, que al verla aparte de muchas cosas tuve la sensación de satisfacción de un trabajo bien hecho después de una jornada muy muy intensa.
Llegar ahora a Vigo es volver a descubrir la entrada a la ciudad por la AP9, con esas vistas desde el Área de Servicio de San Simón o por la serpenteante carretera desde Pontevedra bordeando la costa.
Por eso hace un tiempo que al cruzar el Puente de Rande y ver de fondo ya el Monte de la Guía, noto como si volviese a un lugar que estoy redescubriendo.
Porque #VigoMola